Son los mártires del siglo XXI, asesinados en el nombre del propio Dios a quien veneraban en el día del Señor: hombres, mujeres y niños ¿Puede haber mayor estupidez y mayor cerrazón que matar en nombre del Señor de la vida? Pero así está montado esto. Tres iglesias cristianas distintas: ese es nuestro dolor y, también, nuestra vergüenza. Cada uno en su cortijito. El Papa lo decía anteayer al Patriarca ortodoxo de las tierras checas y eslovacas: “el sufrimiento de muchas hermanas y hermanos perseguidos por razones de fe urge una acción unida”. Nuestra solidaridad y estima al pueblo de Indonesia, a los cristianos de todas las confesiones, y a todos los hombres de buena voluntad sean de la fe que sean.