Aunque resulte paradójico, estamos en fin de año. Con la Solemnidad de
Cristo Rey finaliza el año litúrgico y se nos abre a la esperanza del Adviento
que comenzaremos el Domingo que viene. Y como toso fin de ciclo es época
de evaluación y de proyectos.
De evaluación porque un año ha pasado ¿y en que somos mejores? ¿en
que se nos ha notado? ¿Cómo hemos vivido el espíritu del Temple? ¿Ha sido
Cristo el Rey de nuestras vidas? ¿Hemos vivido como pobres caballeros de
Cristo siempre dispuestos a ayudar y a servir al desvalido? Posiblemente con
honestidad tengamos que decir que no del todo…en algunas cosas habremos
fallado…Pero no importa…Un nuevo año se abre delante de nuestros ojos
lleno de oportunidades nuevas de decirle al Señor Tu eres el Cristo, el Hijo de
Dios Vivo, mi Rey y Señor. Como Santo Tomás tendremos que decir muchas
veces “Señor Mio y Dios mío”, y ahí comienzan los proyectos nuevos y nuestro
compromiso de ser mejores. Al fin y al cabo, un santo no es mas que un
pecador que lo sigue intentando.
El texto Evangélico nos presenta las diversas posturas que se pueden
adoptar ante Cristo. Un Rey Crucificado es un escándalo para algunos, pero el
mismo Cristo nos dice: “cunado yo sea elevado sobre la tierra atraeré a todos
hacia mi”. No es pues de extrañar que la isma escena de la crucifixión suscite
posturas divergentes.
- “Los mirones”, el pueblo mira, contempla la escena en silencio, en esto
ha quedado todo lo que había prometido, ya ves….
- “Las autoridades judías”, disfrutan de su triunfo, “ a otros ha salvado,
que se salve a si mismo si es el Hijo de Dios”.
- “Los soldados romanos”, insensibles a lo que acontece a su alrededor,
hacen chistes de mal gusto y continúan con las bromas.
- “El mal ladrón” se deja llevar por el ambiente y pierde una ocasión de
oro para su salvación.
- “El buen ladrón”, San Dimas, el primer santo canonizado por el mismo
Jesucristo en el momento de su muerte. Tengo que reconocer una
especial debilidad por este santo, porque refleja perfectamente el
mensaje de Jesús. Siempre es tiempo de convertirse, siempre es tiempo
de abrirse a la misericordia de Dios, siempre es tiempo de aceptar a
Cristo como Rey de tu existencia. Y ese día entraras con El en el
Paraíso. Y por otro lado, Dios aguarda el momento personal de cada uno
para encontrase con El. Por eso no podemos juzgar a los hermanos,
porque no sabemos la historia personal de Amor que Dios esta llevando
con cada uno, y cunado será el momento de su conversión…quizá como
San Dimas, en el mismo momento de su muerte. El hecho de que solo
un bandido entienda lo que esta pasando en el Gólgota en medio de
tanto ilustrado, nos abre a esa acción maravillosa del Señor que nos
busca y nos salva por pura gracia.
Este es el Reino de la Cruz, escándalo para unos, necedad para otros nos
dice San Pablo, un reinado desde la debilidad y la humillación, pero un Reinado
que nos salva porque solo en y desde la Cruz; Cristo vence al pecado y al
muerte, y con El Dios nos ha traslado al Reino de su querido Hijo.
Durante esta semana mira hacia la Cruz, piensa cual es tu actitud ante ella,
da gracias a Cristo por su entrega para salvarte y recuerda siempre que con
este signo, el de la Cruz, la de Cristo, venceremos.
+Fr. Juan Antonio Sanesteban Díaz. Pbro.
Acepta la mirada del Dios que te ama. Acepta tus nuevos ojos para mirar al ser humano, al mundo, para verle a él y conocer su voluntad. No es momento de preguntas sino de permanecer en calma ante Dios, de sentir ser mirados, y quedar abrazados a la Palabra que nos salva.
La Luz del Espíritu y la fortaleza de la Palabra nos enseñarán a contemplar las cosas desde Dios y a acoger en la vida lo que es conforme al Evangelio de Jesús.
1- Posición y relajación del cuerpo, en pie, sentados o arrodillados cada uno asumiendo la postura que favorezca más su concentración. Lo importante, independientemente de la posición que se adopte, es colocarnos con la actitud de un ser ante su Creador y Padre, rodeados y acogidos por su fortaleza y ternura y transportados al tiempo eterno.
2- Cerrar los ojos. Calmar toda emoción. Silenciar toda actividad mental discursiva e imaginativa. Alcanzar el máximo de intensidad para, como sugiere el Papa Francisco sentir que “La oración no es magia, sino un confiarse en el abrazo del Padre. Tú debes orar a quien te engendró, al que te dio la vida a ti concretamente”.
3- Desde esa actitud, sintiendo como dice Francisco que “tenemos un Padre cercanísimo que nos abraza”, recitamos el Padrenuestro de forma sentida:
Versión en Latín:
4- A continuación, siguiendo la indicación de nuestro padre San Bernardo que dice que “ésta es la voluntad de Dios: quiere que todo lo tengamos por María”, rezaremos el Ave María.
5- Continuamos centrando la atención dentro de nosotros mismos, en el corazón, tratando de sentir la presencia del Espíritu de Dios en él. Y así, siguiendo el ritmo de la respiración, según el método de Oración Hesicasta decimos interiormente: