ATO, 27 de mayo de 2019
27 mayo, 2019ATO, 17 de junio de 2019
17 junio, 2019
Asamblea Templaria de Oración
Del lunes 10 de Junio al domingo 16 de Junio de 2019
Anno Templi 901
Terminada la Pascua la Iglesia vuelve a lo que llamamos “Tiempo Ordinario”, con una gran Festividad como es la de la Santísima Trinidad.
En un día como hoy la iglesia celebra el misterio central de la fe cristiana. La Trinidad, las tres divinas personas son un solo Dios.
Para entenderlo recordemos este mensaje del Papa Francisco, quien comentó hace unos años, cómo las palabras de San Pablo “la gracia del Señor Jesucristo, el amor de Dios y la comunión del Espíritu Santo sean con todos vosotros” es fruto “de su experiencia personal del amor de Dios, el amor que Cristo resucitado le ha revelado, que ha transformado su vida y lo ha llevado a llevar el Evangelio a las gentes”.
“La comunidad cristiana, con todos sus límites humanos, puede convertirse en un reflejo de la comunión de la Trinidad, de su bondad y de su belleza”.
El Papa nos recordó que Dios “no está lejano ni cerrado en sí mismo, sino que es vida que quiere comunicarse, es apertura, es amor que rescata al hombre de la infidelidad”. Es “misericordioso, tiene piedad, es rico en gracia porque se ofrece a nosotros para colmar nuestros límites y nuestras faltas, para perdonar nuestros errores, para llevarnos por el camino de la justicia y de la verdad”.
“Jesús nos ha manifestado el rostro de Dios, Uno en la sustancia y Trino en las personas; Dios es todo y solo amor, en una relación subsistente que todo crea, redime y santifica: Padre, Hijo y Espíritu Santo”.
También nos recuerda que la “vida eterna” es “el amor desmesurado y gratuito del Padre que Jesús ha donado en la cruz, ofreciendo su vida por nuestra salvación”.
“Este amor con la acción del Espíritu Santo ha irradiado una luz nueva sobre la tierra en cada corazón humano que lo acoge; una luz que revela los ángulos oscuros, las durezas que nos impiden llevar los frutos buenos de la caridad y de la misericordia”.
TEXTOS DE LA SEMANA
SANTISIMA TRINIDAD
Juan 16, 12-15
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:
Muchas cosas me quedan por deciros, pero no podéis cargar con ellas por ahora; cuando venga él, el Espíritu de la verdad, os guiará hasta la verdad plena. Pues no hablará por cuenta propia, sino que hablará de lo que oye y os comunicará lo que está por venir. Él me glorificará, porque recibirá de lo mío y os lo anunciará. Todo lo que tiene el Padre es mío. Por eso os he dicho que recibirá y tomará de lo mío y os lo anunciará.
LECTURA
¿Qué dice el texto?
Celebramos la Santísima Trinidad. Dios es comunión de personas en el amor, y esta comunión es la vida de Dios. Jesucristo así no lo enseñó.
No somos meros espectadores en este misterio. Hemos nacido del amor de Dios, venimos de Dios y estamos llamados a vivir entre nosotros desde el modelo de la comunión divina, que un día se nos dará en plenitud.
MEDITACIÓN
¿Qué dice de mí y qué me dice este texto?
Desde el bautismo estamos llamados a llevar una vida trinitaria. Si estamos en Dios y hemos sido creados a su imagen y semejanza, debemos ser una comunión de personas. No podemos vivir los unos por encima de los otros, ni contra los otros. Nuestro Manto blanco y nuestra Cruz Templaria son nuestro distintivo que predica el apoyo mutuo, el perdón, la hospitalidad y el amor recíproco.
¿Es este un estilo de vida que busco y fomento en mi familia, en mi comunidad, en mis relaciones sociales, en mi trabajo, en nuestra Orden del Temple? ¿Es esta mi meta final como cristiano? ¿Honro y soy fiel a mi espíritu de Caballero Templario?
ORACIÓN
¿Qué me hace decirle a Dios este texto?
Padre, tus enseñanzas y revelaciones para que te conozcamos nos resultan complejas y misteriosas, pero a la vez motivadoras, sencillas e iluminadoras desde la fe. Muchas veces no entendemos nada de lo que nos quieres decir y te pedimos perdón por nuestra pequeñez.
Padre, te pedimos que nos ayudes a profesar la fe verdadera, a profundizar en el conocimiento del Misterio la Santísima Trinidad, adorar su unidad, y proclamar a viva voz “Gloria al Padre, Gloria al Hijo y Gloria al Espíritu Santo”.
CONTEMPLACIÓN
(Permaneced en mi amor, Jn 15,9)
Acepta la mirada del Dios que te ama. Acepta tus nuevos ojos para mirar al ser humano, al mundo, para verle a él y conocer su voluntad. No es momento de preguntas sino de permanecer en calma ante Dios, de sentir ser mirados, y quedar abrazados a la Palabra que nos salva.
ACCIÓN
¿Qué compromiso me sugiere este texto? (Vete y haz tú lo mismo, Lc 10,30-37)
La Luz del Espíritu y la fortaleza de la Palabra nos enseñarán a contemplar las cosas desde Dios y a acoger en la vida lo que es conforme al Evangelio de Jesús.
Dios Padre te necesita, cuenta contigo, te pide acciones concretas cada día para transformar la humanidad con su Palabra. Proponte cada día una acción concreta que vaya cambiando tu ser.
FORMULA ORACIONAL
de la ASAMBLEA TEMPLARIA DE ORACIÓN
1- Posición y relajación del cuerpo, en pie, sentados o arrodillados cada uno asumiendo la postura que favorezca más su concentración. Lo importante, independientemente de la posición que se adopte, es colocarnos con la actitud de un ser ante su Creador y Padre, rodeados y acogidos por su fortaleza y ternura y transportados al tiempo eterno.
2- Cerrar los ojos. Calmar toda emoción. Silenciar toda actividad mental discursiva e imaginativa. Alcanzar el máximo de intensidad para, como sugiere el Papa Francisco sentir que “La oración no es magia, sino un confiarse en el abrazo del Padre. Tú debes orar a quien te engendró, al que te dio la vida a ti concretamente”.
3- Desde esa actitud, sintiendo como dice Francisco que “tenemos un Padre cercanísimo que nos abraza”, recitamos el Padrenuestro de forma sentida:
Padre nuestro que estás en los cielos, santificado sea tu nombre.
Venga a nosotros tu Reino, hágase tu Voluntad así en la tierra como en el cielo.
Danos hoy nuestro pan de cada día y perdona nuestras ofensas, porque nosotros ya hemos perdonado a quienes nos ofenden.
No nos dejes caer en la tentación y líbranos del mal.
Porque Tuyo es el Reino, el Poder y la Gloria, Padre, Hijo y Espíritu Santo, ahora y siempre y en los siglos de los siglos.
Amén.
Versión en Latín:
Pater Noster, qui es in coelis, sanctificétur nomen tuum.
Adveniat Regnum tuum, fiat volúntas tua, sicut in caelo et in terra.
Panem nostrum cotidiánum da nobis hódie, et dimitte nobis débita nostra, sicut et nos dimitímus debitóribus nostris.
Et ne nos indúcas in tentationem, sed libera nos a malo.
Quia Tuum Regnum, et Potestas et Gloria, Pater, Filius et Spiritus Sanctus, nunc et semper et in saecula.
Amen
4- A continuación, siguiendo la indicación de nuestro padre San Bernardo que dice que “ésta es la voluntad de Dios: quiere que todo lo tengamos por María”, rezaremos el Ave María.
5- Continuamos centrando la atención dentro de nosotros mismos, en el corazón, tratando de sentir la presencia del Espíritu de Dios en él. Y así, siguiendo el ritmo de la respiración, según el método de Oración Hesicasta decimos interiormente:
"Señor", (alargando la pronunciación al tiempo de la inspiración; al expirar, en profunda meditación decimos): " ten piedad "....
"Señor (inspiración), ten piedad (expiración), o bien: " " Señor Jesucristo (inspiración) ten piedad (expiración).