Semana repleta en el santoral. Día 28 Santo Tomás de Aquino, día 31 San Juan Bosco, fundador de los padres salesianos, día 2 presentación del Señor, y día 3 San Blas.
Esta semana Jesús mantiene una fuerte y férrea enemistad con las fuerzas del mal que tienen esclavizada a la humanidad y la vuelven ciega frente al bien y la bondad.
Quien se opone a este Jesús libertador se opone a la vida y se aferra a la muerte. Jesús nos dice que escuchemos y captemos el misterio del reino de los cielos, porque incluso los que creemos pertenecer al círculo de Jesús podemos dejar endurecer el corazón y engrosar las filas de los inconstantes y estériles. Ahora bien, no es lo mismo oír que escuchar. Quien escucha hace suyo el mensaje, lo muestra a los demás para que vean la luz, lo difunde y lo divulga. Ver a Jesús, la luz, y encontrarse con él es labor continuada de toda la vida y al final será la plenitud del encuentro.
Como caballeros templarios debemos afrontar la mayor lucha del hombre, el miedo al qué dirán, a la exclusión de determinados círculos o ambientes, la vergüenza a actuar, evitar lo políticamente correcto, denunciar las injusticias y ponernos del lado del más débil. Nuestra misión es proteger al más desfavorecido. Recemos esta semana por nuestros hermanos venezolanos enfrentados los unos a los otros. Que el Espíritu de Dios los ilumine y sepan dejar de lado sus diferencias. Que sean capaces de encontrar lo que les une, la filiación divina, su hermandad, y construyan una sociedad equitativa y justa para todos.
Ilustre Teófilo:
En aquél tiempo, Jesús comenzó a decir en la sinagoga: Hoy se ha cumplido esta Escritura que acabáis de oír. Y todos le expresaban su aprobación y se admiraban de las palabras de gracia que salían de su boca. Y decían: ¿No es este el hijo de José? Pero Jesús les dijo: Sin duda me diréis aquel refrán: Médico cúrate a ti mismo, haz también aquí, en tu pueblo, lo que hemos oído que has hecho en Cafarnaún. Y añadió: En verdad os digo que ningún profeta es aceptado en su pueblo. Puedo aseguraros que en Israel había muchas viudas en los días de Elías, cuando estuvo cerrado el cielo tres años y seis meses y hubo una gran hambre en todo el país; sin embargo a ninguna de ellas fue enviado Elías sino a una viuda en Israel en tiempos del profeta Eliseo; sin embargo, ninguno de ellos fue curado sino Naamán, el sirio. Al oír esto, todos en la sinagoga se pusieron furiosos y, levantándose, le echaron fuera del pueblo y lo llevaron hasta un precipicio del monte sobre el que estaba edificado su pueblo, con intención de despeñarlo. Pero Jesús se abrió paso entre ellos y seguía su camino.
Jesús expresa su misión utilizando las palabras del profeta Isaías. Esto provoca desagrado entre sus vecinos, los que le conocen, y así se inicia su persecución que terminará con su muerte. Jesús lo sabe pero se antepone al miedo.
Estamos ante una llamada a vivir anunciando La Palabra y denunciando las injusticias. No es fácil ya que ello me posicionará públicamente y me causará enemistades.
Acepta la mirada del Dios que te ama. Acepta tus nuevos ojos para mirar al ser humano, al mundo, para verle a él y conocer su voluntad. No es momento de preguntas sino de permanecer en calma ante Dios, de sentir ser mirados, y quedar abrazados a la Palabra que nos salva.
La Luz del Espíritu y la fortaleza de la Palabra nos enseñarán a contemplar las cosas desde Dios y a acoger en la vida lo que es conforme al Evangelio de Jesús.
1- Posición y relajación del cuerpo, en pie, sentados o arrodillados cada uno asumiendo la postura que favorezca más su concentración. Lo importante, independientemente de la posición que se adopte, es colocarnos con la actitud de un ser ante su Creador y Padre, rodeados y acogidos por su fortaleza y ternura y transportados al tiempo eterno.
2- Cerrar los ojos. Calmar toda emoción. Silenciar toda actividad mental discursiva e imaginativa. Alcanzar el máximo de intensidad para, como sugiere el Papa Francisco sentir que “La oración no es magia, sino un confiarse en el abrazo del Padre. Tú debes orar a quien te engendró, al que te dio la vida a ti concretamente”.
3- Desde esa actitud, sintiendo como dice Francisco que “tenemos un Padre cercanísimo que nos abraza”, recitamos el Padrenuestro de forma sentida:
Versión en Latín:
4- A continuación, siguiendo la indicación de nuestro padre San Bernardo que dice que “ésta es la voluntad de Dios: quiere que todo lo tengamos por María”, rezaremos el Ave María.
5- Continuamos centrando la atención dentro de nosotros mismos, en el corazón, tratando de sentir la presencia del Espíritu de Dios en él. Y así, siguiendo el ritmo de la respiración, según el método de Oración Hesicasta decimos interiormente: