En una interesantísima conferencia de Fr. Gustavo G. González, Caballero de la
Orden del Temple, se planteó la cuestión en profundidad. Tuvo lugar en la
parroquia de los Franciscanos en Madrid el día 19 de enero.
Con numeroso público, hasta agotar localidades, se puso sobre la mesa el tema
de ambas reliquias. Fr. Gustavo
aportó la luz que el equipo del
templario Sergio Rodella (q.e.p.d) y
los científicos que lo acompañaron
de las universidades de Padua y
Venecia han dado estos tres
últimos años al controvertido tema
de la autenticidad de estas
reliquias.
Los métodos utilizados
demuestran fehacientemente que
ambas sirvieron para el
enterramiento de la misma
persona: un crucificado, en el siglo I, en Palestina. En estas tres afirmaciones
coinciden la mayoría de los historiadores, arqueólogos y expertos en la Sábana
Santa. Que esa persona fuera Jesús de Nazaret o no, es quizás el elemento más
a estudiar. ¿Se puede pensar que alguien conservó, desde el siglo I, esas piezas
de tela (Sudario y Sábana Santa) si no correspondieran a un personaje muy
importante? ¿Se puede pensar que fueran de un ajusticiado cualquiera?
Pensamos que no.
Tras los debates que generó la datación por Carbono 14 que colocaba la Sábana
alrededor del siglo XIII, estudios posteriores demuestran que la datación fue
realizada de manera poco científica, o al menos con poco rigor. La confrontación
de las dos reliquias, con tantos puntos coincidentes, deberían elevar la datación
al menos al siglo VII, cuando los datos confirman que el Sudario llegó a España.
Y la información que facilitan ambas reliquias nos abocan a admitir que
envolvieron a la misma persona en el mismo momento y lugar.