“El Espíritu del Señor sopla donde quiere…” (Jn 3,8) y nos da sorpresas si le
permitimos actuar. Así aconteció el sábado 7 de agosto. Esperábamos con ilusión la visita de
nuestros hermanos templarios y, más allá de lo que podíamos imaginar, recibimos el cálido
soplo del Espíritu hermanando en nosotros, como en un abrazo, nuestras dos Órdenes
medievales.
Para sorpresa nuestra, la Gran Priora de España Sor Cruz Celdrán, nos abrió las puertas
del Temple. Nombró a nuestra comunidad Encomienda de Honor de la OSMTH,
imponiéndonos la Cruz Venera, y a nuestra Madre el sello de Comendadora. En ese momento,
como en un éxtasis de gozo, tan comprometidas como agradecidas, comprendimos que el Señor
confirmaba el ministerio de intercesión y acompañamiento espiritual que ya ejercíamos con los
Hermanos, combatiendo con “las armas de la Luz” (Ef 6,14-17) como un solo corazón y un
alma sola.