ATO, 21 de Diciembre de 2020
21 diciembre, 2020ATO, 04 de Enero de 2021
4 enero, 2021
Asamblea Templaria de Oración
Del lunes 28 de Diciembre al domingo 3 de Enero de 2021.
Anno Templi 903
Día 28 Santos Inocentes. Día 1 Santa María madre de Dios.
¡¡¡FELIZ AÑO NUEVO!!!
Comenzamos un nuevo año dejando atrás un 2020 que pasará a la historia por su
crudeza. No podemos olvidarnos de quienes han perdido seres queridos, su trabajo, o
su salud, y debemos pedir por ellos en nuestras oraciones, todos los días, y
ayudarles, con nuestra cercanía y solidaridad, a superar la situación.
Es verdad que este año ha tenido muchas cosas malas, pero también debemos
extraer las cosas buenas y dar gracias a Dios por ellas. Nos ha hecho reflexionar
sobre el tipo de vida que llevábamos, ser conscientes de la fragilidad humana,
recuperar momentos de encuentro personal y familiar, vivir de forma no tan acelerada,
dar y cambiar orden de prioridades, y sobre todo, ser conscientes del valor de la vida.
Hemos podido experimentar la solidaridad de la gente, la entrega de muchos
colectivos profesionales, y la gran capacidad del ser humano para dar solución y
superar los problemas a los que se enfrenta. Demos gracias a Dios y pidamos por
todos ellos.
Este año que comienza trae la esperanza, y es por ello que damos también gracias a
Dios, pero no debemos olvidar la pobreza y soledad de muchas gentes cercanas, por
las que debemos orar y estar junto a ellas, para que junto a nosotros encuentren
consuelo.
Nuestra Orden también ha sufrido un año de paralización de algunas actividades.
Pidamos a Dios para que este nuevo año nos permita reanudarlas, reforzarlas, e
iniciar un nuevo tiempo, adaptándonos a las nuevas circunstancias y siendo útiles a
nuestra sociedad. Reflexionemos todos y cada uno sobre nuestro grado de
participación y compromiso con la Orden y propongámonos un objetivo para este año.
TEXTOS DE LA SEMANA
Santa Maria Madre de Dios
Lucas 2, 16-21
En aquel tiempo, los pastores fueron corriendo a Belén y encontraron a María y a
José, y al niño acostado en el pesebre. Al verlo, contaron lo que les habían dicho
de aquel niño. Todos los que lo oían se admiraban de lo que les decían los
pastores. Y María conservaba todas estas cosas, meditándolas en su corazón.
Los pastores se volvieron dando gloria y alabanza a Dios por lo que habían visto
y oído; todo como les habían dicho. Al cumplirse los ocho días, tocaba
circuncidar al niño, y le pusieron por nombre Jesús, como lo había llamado el
ángel antes de su concepción.
LECTURA
¿Qué dice el texto?
El evangelio tiene dos escenas. La primera, la llegada al portal de los primeros testigos
de la buena noticia y la segunda, la circuncisión del niño poniéndole el nombre de
Jesús, y con ello el cumplimiento de las Escrituras.
El origen de todo está en un pesebre, en un lugar pobre, en una familia
humilde. Es así como nace nuestro Dios en el que creemos y la expansión de su
noticia por el mundo.
MEDITACIÓN
¿Qué dice de mí y qué me dice este texto?
Dios nuevamente me recuerda que no lo voy a encontrar en el poder, la riqueza, la
ostentación, el conocimiento intelectual, el reconocimiento humano. Eso son las
creencias e ilusiones humanas, pero no las de Dios. Él me señala claramente dónde
puedo encontrarle, aunque no me guste y no coincida con mis gustos e intereses. Me
recuerda cómo por lo general adapto mis creencias, actitudes y mi forma de vida a lo
que yo creo que es ser seguidor de Jesús. Es así como tranquilizo mi conciencia.
Comenzando el año, Dios me indica dónde puedo encontrarle. No está
entre los ricos y poderosos, en grandes instituciones, en los triunfadores, en los
grandes conocimientos, sino entre los pobres, en la humildad, en la
marginalidad. Es ahí donde quiere que vaya a buscarle y a adorarle, y desde esa
actitud, y desde lo que he visto y experimentado, salga al mundo, transmita lo
que he visto y vivido y contagie su mensaje.
ORACIÓN
Padre te pido perdón por querer buscarte y encontrarte donde no estás. Me dejo llevar
por mis apetencias y te busco donde no estás. No acabo de aceptar tu indicación de
que estás en los más pobres, y que una fe sin obras no sirve para nada.
Padre, te doy gracias por haberte revelado a nosotros y haber
cambiado nuestra forma de ver la vida. Ayúdame este año a acercarme a los
demás, a los más pobres, a los más necesitados. Guía mis pasos hacia tu
portal, portal de la pobreza, de la humildad, de la desesperación, para que pueda
encontrarte. Te pido que, al igual que los pastores en el portal, te alabe
asombrado y humilde. Que sepa acoger tu mensaje de paz y amor, entenderlo,
hacerlo mío, y extenderlo a lo largo de todo el año con obras concretas.
CONTEMPLACIÓN
(Permaneced en mi amor, Jn 15,9)
Acepta la mirada del Dios que te ama. Acepta tus nuevos ojos para mirar al ser
humano, al mundo, para verle a él y conocer su voluntad. No es momento de
preguntas sino de permanecer en calma ante Dios, de sentir ser mirados, y quedar
abrazados a la Palabra que nos salva.
ACCIÓN
La Luz del Espíritu y la fortaleza de la Palabra nos enseñarán a contemplar las cosas desde Dios y a acoger en la vida lo que es conforme al Evangelio de Jesús.
Dios Padre te necesita, cuenta contigo, te pide acciones concretas cada día para transformar la humanidad con su Palabra. Proponte cada día una acción concreta que vaya cambiando tu ser.
FORMULA ORACIONAL
de la ASAMBLEA TEMPLARIA DE ORACIÓN
1- Posición y relajación del cuerpo, en pie, sentados o arrodillados cada uno asumiendo la postura que favorezca más su concentración. Lo importante, independientemente de la posición que se adopte, es colocarnos con la actitud de un ser ante su Creador y Padre, rodeados y acogidos por su fortaleza y ternura y transportados al tiempo eterno.
2- Cerrar los ojos. Calmar toda emoción. Silenciar toda actividad mental discursiva e imaginativa. Alcanzar el máximo de intensidad para, como sugiere el Papa Francisco sentir que “La oración no es magia, sino un confiarse en el abrazo del Padre. Tú debes orar a quien te engendró, al que te dio la vida a ti concretamente”.
3- Desde esa actitud, sintiendo como dice Francisco que “tenemos un Padre cercanísimo que nos abraza”, recitamos el Padrenuestro de forma sentida:
Padre nuestro que estás en los cielos, santificado sea tu nombre.
Venga a nosotros tu Reino, hágase tu Voluntad así en la tierra como en el cielo.
Danos hoy nuestro pan de cada día y perdona nuestras ofensas, porque nosotros ya hemos perdonado a quienes nos ofenden.
No nos dejes caer en la tentación y líbranos del mal.
Porque Tuyo es el Reino, el Poder y la Gloria, Padre, Hijo y Espíritu Santo, ahora y siempre y en los siglos de los siglos.
Amén.
Versión en Latín:
Pater Noster, qui es in coelis, sanctificétur nomen tuum.
Adveniat Regnum tuum, fiat volúntas tua, sicut in caelo et in terra.
Panem nostrum cotidiánum da nobis hódie, et dimitte nobis débita nostra, sicut et nos dimitímus debitóribus nostris.
Et ne nos indúcas in tentationem, sed libera nos a malo.
Quia Tuum Regnum, et Potestas et Gloria, Pater, Filius et Spiritus Sanctus, nunc et semper et in saecula.
Amen
4- A continuación, siguiendo la indicación de nuestro padre San Bernardo que dice que “ésta es la voluntad de Dios: quiere que todo lo tengamos por María”, rezaremos el Ave María.
5- Continuamos centrando la atención dentro de nosotros mismos, en el corazón, tratando de sentir la presencia del Espíritu de Dios en él. Y así, siguiendo el ritmo de la respiración, según el método de Oración Hesicasta decimos interiormente:
"Señor", (alargando la pronunciación al tiempo de la inspiración; al expirar, en profunda meditación decimos): " ten piedad "....
"Señor (inspiración), ten piedad (expiración), o bien: " " Señor Jesucristo (inspiración) ten piedad (expiración).