«Si me amáis»... El amor es la Palabra más repetida por Jesús, por sus
apóstoles, es la que mejor resume todo su mensaje y toda su vida, incluso sirve
para describir lo esencial de Dios: «Dios es amor». Los mandatos de Jesús se
resumen en Amar, son el único mandamiento y la señal de que somos sus
discípulos. Por eso, el discípulo de Jesús sería aquel que ama a
Jesús, y se siente amado por Jesús, y procura amar como
Jesús.
Jesús ha llamado «amigos» a sus discípulos. También a ti te ha llamado
amigo. Discípulo es «el amigo de Jesús». Y por eso, como amigo suyo, estoy
espontáneamente pendiente de lo que desea y necesita de mí. Cuento con él a
la hora de organizar mi tiempo, mis opciones y mi vida. Le tengo presente a
menudo, procuro dedicarle una parte de mi tiempo para pasarlo juntos
«tratando de amistad con quien sabemos que nos ama»... (Sta Teresa
de Jesús). En las decisiones que voy tomando, pienso: ¿Qué le parecerá a él?
¿Qué querría él que eligiera o hiciera?
Y si cae en la cuenta de que algún comportamiento, actitud o acción no
ha sido de su agrado, no ha sido lo que él habría esperado... que le ha fallado o
decepcionado... no se espera para para reconciliarse "una vez al año" (o
más) , y restablecer la comunión herida. Necesita reconciliarse lo antes posible.
Hermanos Templarios: «ESTAD PRONTOS A DAR RAZÓN DE VUESTRA
ESPERANZA»
Para que se queden confundidos todos esos que os critican o desprecian
vuestra conducta por ser cristianos y templarios. Nuestro mundo está sediento
de testigos, y muy cansado de palabras. Dar razón de la esperanza es «vivir
las cosas de la vida cotidiana de otro modo». Cuando llega la enfermedad y la
aceptamos con entereza, con serenidad, con paz... Cuando alguien es capaz
de sacar tiempo de entre sus múltiples compromisos y ocupaciones para dar su
tiempo a los demás, o decide «cambiar» sus merecidas vacaciones de Semana
Santa, para acompañar y animar las celebraciones de una Comunidad
Cristiana Cuando uno programa su verano, o incluso varios años de su vida,
para entregarlos en un País del Tercer Mundo... Cuando uno sacrifica algo de
sus ahorros para ayudar a pagar una Residencia a una persona mayor que no
tiene pensión suficiente, ... Cuando se compromete visitar a alguno de los
muchos enfermos o ancianos que viven solos, cuando decide no comprarse el
último chisme que ha salido al mercado, o más ropa que casi ni le cabe en el
armario, cuando... (¡qué larga podríamos hacer esta lista!) está dando razones
de su esperanza, está mostrando que en su vida hay algo distinto. Mejor: Hay
Alguien distinto, que es el motivo de su alegría y de su libertad y que le llena el
corazón de esperanza.
Finalmente, y terminado nuestro Convento Anual, pidamos al Espíritu
Santo que nos ilumine para ser luz en nuestro mundo, y de manera especial a
Nuestra Priora General y su Consejo, para que sepan adoptar las decisiones
que hagan que el Temple sirva cada día más y mejor. ¡Larga Vida al Temple!
NNDNN
Acepta la mirada del Dios que te ama. Acepta tus nuevos ojos para mirar al ser humano, al mundo, para verle a él y conocer su voluntad. No es momento de preguntas sino de permanecer en calma ante Dios, de sentir ser mirados, y quedar abrazados a la Palabra que nos salva.
La Luz del Espíritu y la fortaleza de la Palabra nos enseñarán a contemplar las cosas desde Dios y a acoger en la vida lo que es conforme al Evangelio de Jesús.
1- Posición y relajación del cuerpo, en pie, sentados o arrodillados cada uno asumiendo la postura que favorezca más su concentración. Lo importante, independientemente de la posición que se adopte, es colocarnos con la actitud de un ser ante su Creador y Padre, rodeados y acogidos por su fortaleza y ternura y transportados al tiempo eterno.
2- Cerrar los ojos. Calmar toda emoción. Silenciar toda actividad mental discursiva e imaginativa. Alcanzar el máximo de intensidad para, como sugiere el Papa Francisco sentir que “La oración no es magia, sino un confiarse en el abrazo del Padre. Tú debes orar a quien te engendró, al que te dio la vida a ti concretamente”.
3- Desde esa actitud, sintiendo como dice Francisco que “tenemos un Padre cercanísimo que nos abraza”, recitamos el Padrenuestro de forma sentida:
Versión en Latín:
4- A continuación, siguiendo la indicación de nuestro padre San Bernardo que dice que “ésta es la voluntad de Dios: quiere que todo lo tengamos por María”, rezaremos el Ave María.
5- Continuamos centrando la atención dentro de nosotros mismos, en el corazón, tratando de sentir la presencia del Espíritu de Dios en él. Y así, siguiendo el ritmo de la respiración, según el método de Oración Hesicasta decimos interiormente: