ATO, 28 de mayo de 2023
29 mayo, 2023ATO, 11 de junio de 2023
12 junio, 2023
Asamblea Templaria de Oración
Del domingo 04 de junio al sábado 10 de junio de 2023.
Evangelio del día
Anno Templi 904
Lecturas del Santísima Trinidad - Ciclo A
Primera lectura
Lectura del libro del Éxodo (34,4b-6.8-9)
En aquellos días, Moisés subió de madrugada al monte Sinaí, como le había mandado el
Señor, llevando en la mano las dos tablas de piedra. El Señor bajó en la nube y se quedó
con él allí, y Moisés pronunció el nombre del Señor.
El Señor pasó ante él, proclamando: «Señor, Señor, Dios compasivo y misericordioso,
lento a la ira y rico en clemencia y lealtad.»
Moisés, al momento, se inclinó y se echó por tierra. Y le dijo: «Si he obtenido tu favor, que
mi Señor vaya con nosotros, aunque ése es un pueblo de cerviz dura; perdona nuestras
culpas y pecados y tómanos como heredad tuya.»
Salmo de hoy
Dn 3,52-56
R/. A ti gloria y alabanza por los siglos
Bendito eres, Señor, Dios de nuestros padres,
bendito tu nombre santo y glorioso. R/.
Bendito eres en el templo de tu santa gloria. R/.
Bendito eres sobre el trono de tu reino. R/.
Bendito eres tú, que sentado sobre querubines
sondeas los abismos. R/.
Bendito eres en la bóveda del cielo. R/.
Segunda lectura
Lectura de la segunda carta del apóstol san Pablo a los Corintios (13,11-13)
Alegraos, enmendaos, animaos; tened un mismo sentir y vivid en paz. Y el Dios del amor y
de la paz estará con vosotros. Saludaos mutuamente con el beso ritual. Os saludan todos
los santos. La gracia del Señor Jesucristo, el amor de Dios y la comunión del Espíritu
Santo esté siempre con todos vosotros.
Palabra de Dios
Evangelio del día
¿Qué dice el texto?
Lectura del santo evangelio según san Juan (3,16-18)
Tanto amó Dios al mundo que entregó a su Hijo único para que no perezca ninguno de los
que creen en él, sino que tengan vida eterna. Porque Dios no mandó su Hijo al mundo
para juzgar al mundo, sino para que el mundo se salve por él. El que cree en él no será
juzgado; el que no cree ya está juzgado, porque no ha creído en el nombre del Hijo único
de Dios.
Comentario a las lecturas.
Si al escuchar en silencio lo más profundo de mí mismo, siento un eco que grita
«Abba, Padre» y me hace descubrirme como Hijo... es que el Espíritu anda por ahí
dentro. Sí: Dios dentro.
- Si me considero propiedad personal de Dios, y vivo consagrado a Él,
dejando que ese Dios se exprese por medio de mis palabras, mis miradas, mis
manos y mis pies, si dejo que mi corazón lata al ritmo del Amor... es que tengo
experiencia del Espíritu.
- Si siento la urgencia de contar a otros lo que Dios ha hecho conmigo, si
busco hacer nuevos discípulos, si he descubierto que tengo una tarea
evangelizadora para hacer cada día... es que creo en el Espíritu de Dios.
- Si siento una fuerte llamada a ir cambiando mi vida, a no cansarme de luchar
para crecer, a desterrar el pecado que se me agarra en el alma, si siento que 70
veces 7 Dios me perdona, me hace hombre nuevo, me dice «vete en paz»... es que
sé quién es el Espíritu Santo.
Hermano Templario; Tenemos un Dios tan rico que va delante, está al lado, en medio y
dentro de nosotros. En el somos, nos movemos y existimos, de Él venimos y hacia Él
vamos. Quien ha experimentado en su vida algunas de estas cosas quizá no sepa explicar
el Misterio de la Trinidad, pero lo estará viviendo, que en definitiva es lo más importante.
NNDNN
Dios Padre te necesita, cuenta contigo, te pide acciones
concretas cada día para transformar la humanidad con su
Palabra. Proponte cada día una acción concreta que vaya
cambiando tu ser.
CONTEMPLACIÓN
(Permaneced en mi amor, Jn 15,9)
Acepta la mirada del Dios que te ama. Acepta tus nuevos ojos para mirar al ser
humano, al mundo, para verle a él y conocer su voluntad. No es momento de
preguntas sino de permanecer en calma ante Dios, de sentir ser mirados, y quedar
abrazados a la Palabra que nos salva.
ACCIÓN
¿Qué compromiso me sugiere este texto?
(Vete y haz tú lo mismo Lc 10,30-37)
La Luz del Espíritu y la fortaleza de la Palabra nos enseñarán a contemplar las cosas desde Dios y a acoger en la vida lo que es conforme al Evangelio de Jesús.
FORMULA ORACIONAL
de la ASAMBLEA TEMPLARIA DE ORACIÓN
1- Posición y relajación del cuerpo, en pie, sentados o arrodillados cada uno asumiendo la postura que favorezca más su concentración. Lo importante, independientemente de la posición que se adopte, es colocarnos con la actitud de un ser ante su Creador y Padre, rodeados y acogidos por su fortaleza y ternura y transportados al tiempo eterno.
2- Cerrar los ojos. Calmar toda emoción. Silenciar toda actividad mental discursiva e imaginativa. Alcanzar el máximo de intensidad para, como sugiere el Papa Francisco sentir que “La oración no es magia, sino un confiarse en el abrazo del Padre. Tú debes orar a quien te engendró, al que te dio la vida a ti concretamente”.
3- Desde esa actitud, sintiendo como dice Francisco que “tenemos un Padre cercanísimo que nos abraza”, recitamos el Padrenuestro de forma sentida:
Padre nuestro que estás en los cielos, santificado sea tu nombre.
Venga a nosotros tu Reino, hágase tu Voluntad así en la tierra como en el cielo.
Danos hoy nuestro pan de cada día y perdona nuestras ofensas, porque nosotros ya hemos perdonado a quienes nos ofenden.
No nos dejes caer en la tentación y líbranos del mal.
Porque Tuyo es el Reino, el Poder y la Gloria, Padre, Hijo y Espíritu Santo, ahora y siempre y en los siglos de los siglos.
Amén.
Versión en Latín:
Pater Noster, qui es in coelis, sanctificétur nomen tuum.
Adveniat Regnum tuum, fiat volúntas tua, sicut in caelo et in terra.
Panem nostrum cotidiánum da nobis hódie, et dimitte nobis débita nostra, sicut et nos dimitímus debitóribus nostris.
Et ne nos indúcas in tentationem, sed libera nos a malo.
Quia Tuum Regnum, et Potestas et Gloria, Pater, Filius et Spiritus Sanctus, nunc et semper et in saecula.
Amen
4- A continuación, siguiendo la indicación de nuestro padre San Bernardo que dice que “ésta es la voluntad de Dios: quiere que todo lo tengamos por María”, rezaremos el Ave María.
5- Continuamos centrando la atención dentro de nosotros mismos, en el corazón, tratando de sentir la presencia del Espíritu de Dios en él. Y así, siguiendo el ritmo de la respiración, según el método de Oración Hesicasta decimos interiormente:
"Señor", (alargando la pronunciación al tiempo de la inspiración; al expirar, en profunda meditación decimos): " ten piedad "....
"Señor (inspiración), ten piedad (expiración), o bien: " " Señor Jesucristo (inspiración) ten piedad (expiración).