Día 21 S. Mateo apóstol y evangelista. Día 24 Ntra. Sra. de la Merced. Día 26 San
Cosme y San Damián.
Nuestra Señora de la Merced, patrona de Barcelona. Cuenta la tradición que la Virgen
se apareció simultáneamente al rey Jaime I de Aragón, a San Raimundo de Peñafort y
a San Pedro Nolasco, encargándoles, mediante la creación de una Orden religiosa, la
liberación de los cristianos que estaban secuestrados en poder de los musulmanes, y
que por tal motivo habían perdido su fe al sentirse abandonados por Dios. Es el
comienzo de la Orden de los Mercedarios fundada en un principio para la redención de
cautivos.
San Cosme y San Damián, hermanos gemelos médicos nacidos en Arabia. Curaban a
la gente sin cobrar, sólo a cambio de poder hablarles de Dios. Llamados los Santos sin
dinero se ganaron el cariño del pueblo, y fueron decapitados en las primeras
persecuciones a los cristianos.
En nuestras futuras ATO, introduciremos un repaso del Catecismo de la Iglesia
Católica a modo de reflexión personal, formación cristiana y por lo tanto templaria.
Como comienzo indicaremos que el Catecismo de la Santa Iglesia Católica cuenta con
2.865 artículos que expondremos resumidos en 598, mediante su compendio.
Comencemos en esta ocasión por conocer su estructuración.
En aquel tiempo, dijo Jesús a los sumos sacerdotes y a los ancianos del pueblo: "¿Qué os parece? Un hombre tenía dos hijos. Se acercó al primero y le dijo: "Hijo, ve hoy a trabajar en la viña." Él le contestó: "No quiero." Pero después recapacitó y fue. Se acercó al segundo y le dijo lo mismo. Él le contestó: "Voy, señor." Pero no fue. ¿Quién de los dos hizo lo que quería el padre?" Contestaron: "El primero." Jesús les dijo: "Os aseguro que los publicanos y las prostitutas os llevan la delantera en el camino del reino de Dios. Porque vino Juan a vosotros enseñándoos el camino de la justicia, y no le creísteis; en cambio, los publicanos y prostitutas le creyeron. Y, aun después de ver esto, vosotros no recapacitasteis ni le creísteis."
Jesús presenta dos actitudes que siguen estando muy vigentes hoy en día. El que dice que sí para quedar bien, pero no está dispuesto a cumplir su palabra, y el que dice que no, aunque termine haciendo. Por último interroga a todos y envía un mensaje
El texto me hace reflexionar sobre cuál es mi respuesta y posicionamiento a la llamada de Dios. ¿Cómo reacciono?. Soy voluntarioso o reticente. ¿Cumplo con sus mandatos y preceptos diciendo que sí y luego no hago o actúo en consecuencia, o paso, me resisto y protesto aunque luego termino haciendo lo que Dios quiere?. ¿Me creo con más derechos que los demás? ¿Pienso que estoy por delante de los demás en la relación con Dios y me permito juzgarlos, incluso excluirlos?
No todo el que dice Señor, Señor, y se pasa la vida demostrando a los demás lo conocedor que es de su religión, su rectitud, su pulcra vida, es el que está más cerca de Dios, sino el que cumple la voluntad del Padre.
Acepta la mirada del Dios que te ama. Acepta tus nuevos ojos para mirar al ser humano, al mundo, para verle a él y conocer su voluntad. No es momento de preguntas sino de permanecer en calma ante Dios, de sentir ser mirados, y quedar abrazados a la Palabra que nos salva.
1- Posición y relajación del cuerpo, en pie, sentados o arrodillados cada uno asumiendo la postura que favorezca más su concentración. Lo importante, independientemente de la posición que se adopte, es colocarnos con la actitud de un ser ante su Creador y Padre, rodeados y acogidos por su fortaleza y ternura y transportados al tiempo eterno.
2- Cerrar los ojos. Calmar toda emoción. Silenciar toda actividad mental discursiva e imaginativa. Alcanzar el máximo de intensidad para, como sugiere el Papa Francisco sentir que “La oración no es magia, sino un confiarse en el abrazo del Padre. Tú debes orar a quien te engendró, al que te dio la vida a ti concretamente”.
3- Desde esa actitud, sintiendo como dice Francisco que “tenemos un Padre cercanísimo que nos abraza”, recitamos el Padrenuestro de forma sentida:
Versión en Latín:
4- A continuación, siguiendo la indicación de nuestro padre San Bernardo que dice que “ésta es la voluntad de Dios: quiere que todo lo tengamos por María”, rezaremos el Ave María.
5- Continuamos centrando la atención dentro de nosotros mismos, en el corazón, tratando de sentir la presencia del Espíritu de Dios en él. Y así, siguiendo el ritmo de la respiración, según el método de Oración Hesicasta decimos interiormente: