ATO, 1 de julio de 2019
1 julio, 2019ATO, 15 de julio de 2019
15 julio, 2019
Asamblea Templaria de Oración
Del lunes 8 de Julio al domingo 14 de Julio de 2019
Anno Templi 901
La próxima semana hará un año que recibí el encargo de nuestra Gran Priora, de hacerme cargo de nuestra Ato semanal. Para mí fue y es un gran honor y orgullo poder contribuir al bien y desarrollo espiritual de los hermanos de La Orden y de otros hermanos, que si bien no pertenecen a la Orden, siguen semanalmente estos textos. Me gustaría recordar a mi antecesor en esta labor, el Hermano Víctor C., del que tanto recibí espiritualmente y aprendí en lo que respecta a lo que la Orden representó, representa y debe representar en el futuro.
Me gustaría que, esta semana, todos los hermanos le recordaran en sus oraciones y pidieran por él, por las más de 400 ATO que elaboró con cariño y esmero a lo largo de muchos años, y me gustaría reproducir su penúltima ATO del año pasado.
Pasa la semana por la fiesta, el jueves, de San Benito Abad, en quien se basa la regla del Cister de nuestro San Bernardo y de la que bebe la Regla de la Orden del Temple. Es además, San Benito, el patrón de Europa, de esa Europa con una gran crisis de identidad, en la que muy pocos piensan a dónde vamos y muchos pretenden que olvidemos de dónde venimos.
Esta necesidad sigue tan viva y vigente hoy como hace un año, y quizás con más necesidad. Pidamos a Dios y recemos, para que nuestra Europa encuentre la identidad que Él quiere, no la que nosotros deseamos, y nuestra Orden sea parte activa de este destino.
TEXTOS DE LA SEMANA
Domingo XV del Tiempo Ordinario
Lucas 10, 25-37
En aquel tiempo, un maestro de la Ley, que quería ponerlo a prueba, se levantó y le dijo: "Maestro, ¿qué debo hacer para conseguir la vida eterna?" Jesús le dijo: "¿Qué está escrito en la Escritura? ¿Qué lees en ella?" El hombre contestó: "Amarás al Señor, tu Dios, con todo tu corazón, con toda tu alma, con todas tus fuerzas y con toda tu mente; y amarás a tu prójimo como a ti mismo". Jesús le dijo: "Excelente respuesta! Haz eso y vivirás!".
El otro, que quería justificar su pregunta, replicó: "¿Y quién es mi prójimo?". Jesús empezó a decir: "Bajaba un hombre por el camino de Jerusalén a Jericó y cayó en manos de unos bandidos, que lo despojaron hasta de sus ropas, lo golpearon y se marcharon dejándolo medio muerto. Por casualidad bajaba por ese camino un sacerdote; lo vio, tomó el otro lado y siguió. Lo mismo hizo un levita que llegó a ese lugar: lo vio, tomó el otro lado y pasó de largo. Un samaritano también pasó por aquel camino y lo vio; pero éste se compadeció de él. Se acercó, curó sus heridas con aceite y vino y se las vendó; después lo montó sobre el animal que él traía, lo condujo a una posada y se encargó de cuidarlo. Al día siguiente sacó dos monedas y se las dio al posadero diciéndole: "Cuídalo, y si gastas más, yo te lo pagaré a mi vuelta". Jesús entonces le preguntó: "Según tu parecer, ¿cuál de estos tres fue el prójimo del hombre que cayó en manos de los salteadores?" El maestro de la Ley contestó: "El que se mostró compasivo con él". Y Jesús le dijo: "Vete y haz tú lo mismo".
LECTURA
¿Qué dice el texto?
El levita y el sacerdote tenían a Dios como el todopoderoso, en su trono de gloria, distante, rodeado de normas, mandamientos y ritos, y eran incapaces de verlo en la cuneta del camino. El samaritano, un pagano, un excluido, lo tenía en su corazón misericordioso y es al que Jesús pone como ejemplo.
La ley de Dios no es algo imposible. Es accesible para todos y está al alcance de nuestras fuerzas. Quizás nos escudamos como el levita y sacerdote en falsas excusas, `por miedo a ver la realidad, o por una fe inmadura fruto de lo que nos han enseñado o hemos heredado culturalmente.
MEDITACIÓN
¿Qué dice de mí y qué me dice este texto?
El Padre nos enseña quién es el prójimo. No es un pariente, un hermano, un amigo… Eso resulta muy fácil y lo hace cualquiera. Nos dice que es todo aquél al que te acercas con cariño, respeto y amor para ayudarle.
¿Soy consciente de todo esto? ¿Asumo que mi prójimo es un drogadicto, un parado, un enfermo de sida, un anciano solitario, un emigrante, un refugiado, gente sin recursos, colectivos distintos a mí en mi forma de pensar y vivir, que están en mi comunidad, en mi ciudad? Jesús me dice “vete y haz tú lo mismo”. “Preocúpate de ellos y vivirás”. ¿Escucho este mensaje de Jesús?
ORACIÓN
¿Qué me hace decirle a Dios este texto?
Padre, eres el buen samaritano que cuida de nosotros, que limpia nuestras heridas, que nos perdonas, que con tu misericordia nos das siempre una nueva oportunidad.
Padre, te pedimos que cambies nuestro corazón. Que sepamos ver al prójimo, que eliminemos las excusas que nos impiden reconocerlo o atenderlo, que tengamos el valor de dar el paso y acercarnos a ellos para tratarlos como hermanos, sin criticarlos ni herirlos.
CONTEMPLACIÓN
(Permaneced en mi amor, Jn 15,9)
Acepta la mirada del Dios que te ama. Acepta tus nuevos ojos para mirar al ser humano, al mundo, para verle a él y conocer su voluntad. No es momento de preguntas sino de permanecer en calma ante Dios, de sentir ser mirados, y quedar abrazados a la Palabra que nos salva
ACCIÓN
¿Qué compromiso me sugiere este texto? (Vete y haz tú lo mismo, Lc 10,30-37)
La Luz del Espíritu y la fortaleza de la Palabra nos enseñarán a contemplar las cosas desde Dios y a acoger en la vida lo que es conforme al Evangelio de Jesús.
Dios Padre te necesita, cuenta contigo, te pide acciones concretas cada día para transformar la humanidad con su Palabra. Proponte cada día una acción concreta que vaya cambiando tu ser.
FORMULA ORACIONAL
de la ASAMBLEA TEMPLARIA DE ORACIÓN
1- Posición y relajación del cuerpo, en pie, sentados o arrodillados cada uno asumiendo la postura que favorezca más su concentración. Lo importante, independientemente de la posición que se adopte, es colocarnos con la actitud de un ser ante su Creador y Padre, rodeados y acogidos por su fortaleza y ternura y transportados al tiempo eterno.
2- Cerrar los ojos. Calmar toda emoción. Silenciar toda actividad mental discursiva e imaginativa. Alcanzar el máximo de intensidad para, como sugiere el Papa Francisco sentir que “La oración no es magia, sino un confiarse en el abrazo del Padre. Tú debes orar a quien te engendró, al que te dio la vida a ti concretamente”.
3- Desde esa actitud, sintiendo como dice Francisco que “tenemos un Padre cercanísimo que nos abraza”, recitamos el Padrenuestro de forma sentida:
Padre nuestro que estás en los cielos, santificado sea tu nombre.
Venga a nosotros tu Reino, hágase tu Voluntad así en la tierra como en el cielo.
Danos hoy nuestro pan de cada día y perdona nuestras ofensas, porque nosotros ya hemos perdonado a quienes nos ofenden.
No nos dejes caer en la tentación y líbranos del mal.
Porque Tuyo es el Reino, el Poder y la Gloria, Padre, Hijo y Espíritu Santo, ahora y siempre y en los siglos de los siglos.
Amén.
Versión en Latín:
Pater Noster, qui es in coelis, sanctificétur nomen tuum.
Adveniat Regnum tuum, fiat volúntas tua, sicut in caelo et in terra.
Panem nostrum cotidiánum da nobis hódie, et dimitte nobis débita nostra, sicut et nos dimitímus debitóribus nostris.
Et ne nos indúcas in tentationem, sed libera nos a malo.
Quia Tuum Regnum, et Potestas et Gloria, Pater, Filius et Spiritus Sanctus, nunc et semper et in saecula.
Amen
4- A continuación, siguiendo la indicación de nuestro padre San Bernardo que dice que “ésta es la voluntad de Dios: quiere que todo lo tengamos por María”, rezaremos el Ave María.
5- Continuamos centrando la atención dentro de nosotros mismos, en el corazón, tratando de sentir la presencia del Espíritu de Dios en él. Y así, siguiendo el ritmo de la respiración, según el método de Oración Hesicasta decimos interiormente:
"Señor", (alargando la pronunciación al tiempo de la inspiración; al expirar, en profunda meditación decimos): " ten piedad "....
"Señor (inspiración), ten piedad (expiración), o bien: " " Señor Jesucristo (inspiración) ten piedad (expiración).