ATO, 10 de junio de 2019
10 junio, 2019ATO, 24 de junio de 2019
24 junio, 2019
Asamblea Templaria de Oración
Del lunes 17 de Junio al domingo 23 de Junio de 2019
Anno Templi 901
Celebramos esta semana, el jueves día 20, la Festividad del Corpus Christi.
También cambiamos de estación. El día 21 a las 15:54 UTC entramos en período estival en el hemisferio norte e invierno en el sur. Solsticios de verano e invierno que se celebran desde la Edad de Piedra. Anuncian la proximidad de la fiesta de San Juan. El “Corpus Christi” es una fiesta de la Iglesia católica destinada a celebrar la Eucaristía. Es un culto público para ensalzar la institución de la Última Cena, de la Santa Eucaristía.
La finalidad del Corpus Christi es proclamar y aumentar la fe de los católicos en la presencia real de Jesucristo en el Santísimo Sacramento. Durante este día las celebraciones suelen incluir una procesión donde la hostia se exhibe en una custodia. El término “Corpus Christi” es latín y significa «Cuerpo de Cristo», antiguamente era denominado como “Corpus Domini” (Cuerpo del Señor).
La fecha del Corpus es el jueves después del Domingo de la Santísima Trinidad y viene de contar justo 60 días después del Domingo de Pascua. Este año es el jueves día 20 de junio. En algunos lugares, se ha trasladado la observancia al domingo siguiente para adaptarse al calendario laboral. Es lo que se conoce como el Domingo del Corpus, que este año se celebra el 23 de Junio.
El origen de la celebración del Corpus viene del papa Urbano IV, nombrado Patriarca de Jerusalem en 1.255 y que instituyó esta fiesta en 1264 mediante la bula “Transiturus de hoc mundo” en la que condenaba la herejía sobre la transubstanciación eucarística.
A buen seguro que nuestros antepasados, hermanos Caballeros Templarios, a los que les tocó convivir con él, celebraron con gran devoción esta festividad. Las procesiones relacionadas con el Corpus fueron populares a partir del siglo XIV y hoy en día se siguen celebrando con gran fervor en muchas ciudades de nuestro país.
TEXTOS DE LA SEMANA
CORPUS CHRISTI
Lucas 9, 11b-17
En aquel tiempo, Jesús se puso hablaba a la gente del reino de Dios y sanaba a los que tenían necesidad de curación. El día comenzaba a declinar. Entonces, acercándose los Doce, le dijeron: – «Despide a la gente; que vayan a las aldeas y cortijos de alrededor a buscar alojamiento y comida, porque aquí estamos en descampado». Él les contestó: – «Dadles vosotros de comer». Ellos replicaron: – «No tenemos más que cinco panes y dos peces; a no ser que vayamos a comprar de comer para todo esta gente». Porque eran unos cinco mil hombres. Entonces dijo a sus discípulos: – «Haced que se echen sienten en grupos de unos cincuenta cada uno». Lo hicieron así y dispusieron que se sentaran todos. Entonces, tomando él los cinco panes y los dos peces y alzando la mirada al cielo, pronunció la bendición sobre ellos, los partió y se los iba dando a los discípulos para que se los sirvieran a la gente. Comieron todos y se saciaron, y recogieron lo que les había sobrado: doce cestos de trozos.
LECTURA
¿Qué dice el texto?
En este texto vemos cómo la muchedumbre sigue a Jesús y Jesús la acoge. Sin embargo los discípulos, haciendo lo que no deben, que es tomar la iniciativa ya que son discípulos, piden que Jesús actúe despidiendo a la gente. Jesús en una nueva enseñanza les hace implicarse en alimentar a la muchedumbre. Además, Jesús toma la iniciativa, ya que es el Maestro y los discípulos actúan como tales, obedeciendo. Por último todos son saciados.
Acoger y despedir marca la diferencia entre Jesús y sus discípulos. Por otra parte nosotros, discípulos, no podemos llevar la iniciativa, la lleva Jesús, nuestro Maestro. Esto implica acoger la realidad y discernir desde Jesús cómo actuar, para posteriormente afrontar los problemas desde nosotros mismos, con nuestros medios, dejándonos llevar por Jesús. Debemos ponernos a disposición del Reino de Dios.
MEDITACIÓN
¿Qué dice de mí y qué me dice este texto?
La Eucaristía debe llevar a la “multiplicación de los panes y peces”, al compartir, a preocuparnos de las necesidades concretas del prójimo, a implicarnos como Jesús en la misión. Los doce cestos sobrantes equivalen a los doce discípulos: la misión continúa y nuestro encargo es atender hoy como ayer las necesidades de la gente y ofrecer nuestra mediación de modo que las gentes puedan encontrarse con el verdadero alimento, Jesús y su mensaje
¿Soy de los que me implico y acoge como Jesús, o por el contrario actúo como los discípulos despachando a la gente, sin comprometerme? ¿Me creo maestro en vez de discípulo?¿Soy continuador de la misión y propicio que las gentes se encuentren con Jesús y su mensaje?
ORACIÓN
¿Qué me hace decirle a Dios este texto?
Padre, en la festividad de hoy nos recuerdas que no quieres vivir encerrado en los templos, sino que quieres llamar a las casas, recorrer nuestras calles, compartir nuestros ratos de ocio, nuestras aficiones, ser parte de la vida viva.
Padre, te doy gracias por tu presencia viva entre nosotros, y te pido que la sepa proclamar en mi familia, en mi barrio, en mis calles, en mi trabajo, a través de La Orden del Temple. Que al igual que los Caballeros Templarios llevaban la cruz al pecho allí por donde iban, te lleve yo en procesión y te saque a las calles allí por donde vaya. Que no te encierre en los templos y sólo me acuerde de ti cuando acudo a ellos. Te pido que me hagas fuerte, decidido, valiente, entusiasta y comprometido con tu mensaje. Que más que nunca sienta que merece la pena caminar y vivir contigo.
CONTEMPLACIÓN
(Permaneced en mi amor, Jn 15,9)
Acepta la mirada del Dios que te ama. Acepta tus nuevos ojos para mirar al ser humano, al mundo, para verle a él y conocer su voluntad. No es momento de preguntas sino de permanecer en calma ante Dios, de sentir ser mirados, y quedar abrazados a la Palabra que nos salva
ACCIÓN
¿Qué compromiso me sugiere este texto? (Vete y haz tú lo mismo, Lc 10,30-37)
La Luz del Espíritu y la fortaleza de la Palabra nos enseñarán a contemplar las cosas desde Dios y a acoger en la vida lo que es conforme al Evangelio de Jesús.
Dios Padre te necesita, cuenta contigo, te pide acciones concretas cada día para transformar la humanidad con su Palabra. Proponte cada día una acción concreta que vaya cambiando tu ser.
FORMULA ORACIONAL
de la ASAMBLEA TEMPLARIA DE ORACIÓN
1- Posición y relajación del cuerpo, en pie, sentados o arrodillados cada uno asumiendo la postura que favorezca más su concentración. Lo importante, independientemente de la posición que se adopte, es colocarnos con la actitud de un ser ante su Creador y Padre, rodeados y acogidos por su fortaleza y ternura y transportados al tiempo eterno.
2- Cerrar los ojos. Calmar toda emoción. Silenciar toda actividad mental discursiva e imaginativa. Alcanzar el máximo de intensidad para, como sugiere el Papa Francisco sentir que “La oración no es magia, sino un confiarse en el abrazo del Padre. Tú debes orar a quien te engendró, al que te dio la vida a ti concretamente”.
3- Desde esa actitud, sintiendo como dice Francisco que “tenemos un Padre cercanísimo que nos abraza”, recitamos el Padrenuestro de forma sentida:
Padre nuestro que estás en los cielos, santificado sea tu nombre.
Venga a nosotros tu Reino, hágase tu Voluntad así en la tierra como en el cielo.
Danos hoy nuestro pan de cada día y perdona nuestras ofensas, porque nosotros ya hemos perdonado a quienes nos ofenden.
No nos dejes caer en la tentación y líbranos del mal.
Porque Tuyo es el Reino, el Poder y la Gloria, Padre, Hijo y Espíritu Santo, ahora y siempre y en los siglos de los siglos.
Amén.
Versión en Latín:
Pater Noster, qui es in coelis, sanctificétur nomen tuum.
Adveniat Regnum tuum, fiat volúntas tua, sicut in caelo et in terra.
Panem nostrum cotidiánum da nobis hódie, et dimitte nobis débita nostra, sicut et nos dimitímus debitóribus nostris.
Et ne nos indúcas in tentationem, sed libera nos a malo.
Quia Tuum Regnum, et Potestas et Gloria, Pater, Filius et Spiritus Sanctus, nunc et semper et in saecula.
Amen
4- A continuación, siguiendo la indicación de nuestro padre San Bernardo que dice que “ésta es la voluntad de Dios: quiere que todo lo tengamos por María”, rezaremos el Ave María.
5- Continuamos centrando la atención dentro de nosotros mismos, en el corazón, tratando de sentir la presencia del Espíritu de Dios en él. Y así, siguiendo el ritmo de la respiración, según el método de Oración Hesicasta decimos interiormente:
"Señor", (alargando la pronunciación al tiempo de la inspiración; al expirar, en profunda meditación decimos): " ten piedad "....
"Señor (inspiración), ten piedad (expiración), o bien: " " Señor Jesucristo (inspiración) ten piedad (expiración).